El cuerpo es el origen y el medio que nos permite percibir una gama infinita de sensaciones, es el lugar en el que habita nuestra identidad. En la exposición “El cuerpo habitado”, la artista explora el mundo interior en un intento de establecer comunión con el mundo en el que vivimos y lanza la siguiente pregunta ¿Qué clase de diálogo generamos cuando nos relacionamos con nuestro entorno?
Es a través del cuerpo que podemos ser conscientes de nosotros mismos y de lo que sucede a nuestro alrededor. La pintura se convierte en un juego para explorar posibles respuestas donde el cuerpo es tratado casi como un objeto en el que quedan registradas nuestras experiencias. Los papeles recortados, los retales de tela o las líneas aisladas, nos invitan a reflexionar sobre los límites y los espacios que encontramos en los lugares que ocupamos. En los cuadros podemos percibir rastros de la figura humana desdibujándose en amplias manchas de color, texturas y tonos que recuerdan a la superficie de la piel. El cuerpo se mimetiza así con el entorno hasta transformarse en una especie de paisaje corporal.
El cuerpo termina por convertirse en un territorio sin límites mediante el cual Marta Adalid busca desarrollar una visión en la que el mundo que habitamos sea una extensión de nuestra casa interior y donde nos convertimos en arquitectos de nuestros espacios de vida.